Al mar le pregunté por tu sonrisa
tallada en caracola reluciente,
que embriaga de mirarla y que cruelmente
me mata con sus besos y su risa.
Al cielo cuestioné sin cortapisa
si el brillo en tu mirar es inocente
y un gozo en mi futuro está presente
si en ellos, mi reflejo se divisa.
El céfiro me arrulla con su canto,
la luna, luz de plata, me saluda,
y un sino de dolor, de desencanto
pernocta fustigándome la duda.
La noche, fiel testigo de mi llanto
sabía que la luna va de muda.
El Armador de Sonetos.
3 comentarios:
Muy lindos sonetos los tuyos, amigo David. Siempre es un placer leerte. Un abrazo:
Tadeo
Hola José:
Te recuerdo que soy Angel.
Gracias por pasar a dejar tu huella en mis letras.
Saludos cordiales
Buenas tardes Amigo
Muchas gracias
Mi gratitud siempre...
Feliz jueves.
Recibe mi cariño y respeto.
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