
El mustio parpadear de las estrellas
a coro en armonía con la luna
replican la sinfónica ovejuna
con breve suspirar de las doncellas.
Es música celeste, sin querellas
las notas del arpegio con fortuna
las plasma al pentagrama en la laguna
la imagen semifusa de centellas.
Por más que me propongo no he logrado
reunir la partitura que la rosa
al son con el jazmín y el afamado
perfume de gardenias y mimosa
en obra musical se ha transformado
tu voz, -amada niña- melodiosa.
El Armador de Sonetos.
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