
La pluma se resbala de mi mano
y tiemblo al sujetarla con firmeza
es hora de acabar lo que no empieza
firmando con ahínco mi desgano.
Contesto tan humilde y tan ufano
que dudo las respuestas con certeza
evito los borrones con limpieza
y siempre con rodeos llego al grano.
El tiempo se me agota lentamente
mi pésima memoria no se olvida
y escribe la verdad, por consiguiente
se purgan menesteres sin cabida.
Inútil es copiar con el de enfrente
si voy por el examen de mi vida.
El Armador de Sonetos.
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