
Las flores que perfuman tu camino
levantan sus corolas rumbo el cielo,
al paso señorial y femenino
de aquella fina estampa, mi flagelo.
La esencia de un amor tan repentino
atiza mi adicción al caramelo,
rezumo de tu beso matutino
que plasmas en mi piel con gran anhelo.
Esclavo de tus ojos, adivino
que logras percatarte del consuelo
que brindas a mi ser, el cual cansino,
promete idolatrarte sin recelo.
Será casualidad, o fue el destino
que llegues tarde, casi a contrapelo.
El Armador de Sonetos.
1 comentario:
.-.-.-.-.-HERMOSO-.-.-.-.-.
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