
Es una en un millón, es maravilla
esquirla portentosa de natura
es triza de la noche en su negrura
destello de pupilas en guerrilla.
De perlas, la sonrisa que me pilla
musita que la bese con locura
su avieso parpadeo me tortura
con mórbido deseo que acuchilla.
La seda que la viste con nobleza
retiro cuando tomo por el broche
tan bella gargantilla con destreza.
Sus ojos me miraron sin reproche
al tiempo que admiraba con pureza
las perlas en su piel, en esa noche.
El Armador de Sonetos.
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