
La tarde arreboló los universos
con céfiro soplando soslayado,
caricias arrancadas a los versos
amores delatando el noviciado.
Gemidos invocando los perversos
momentos de pasión y desenfado
y brotan al besar tus labios tersos
los tiempo del adiós encostalado.
Mis labios ya recorren los dispersos
caminos y el lugar tan señalado
del mapa de placeres tan diversos
que tiene tu contorno triangulado.
Sabiendo de momentos tan adversos
si hay tiempo, repetimos lo pasado.
El Armador de Sonetos.
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