
Recuerdo con orgullo aquella tarde
enfrente del altar, un juramento
brotó de nuestros labios, como viento
que vuela majestuoso sin alarde.
Amor de buena leña, del que arde
con llama que crepita al sentimiento
los años atesoran detrimento
y pido que tu muerte se retarde.
Absorto de ternura y alegría
por ti mi corazón en su latido
te entrega su cariño y simpatía
al verse por tus ojos seducido.
No dudo que comprendas todavía
la magia del amor correspondido.
El Armador de Sonetos.
2 comentarios:
Sutil y fino, como siempre.
Un gusto leerte.
Un fuerte abrazo.
Gracias Salvador, por cierto se te extraña..
Estás de Vacaciones? o tomaste
un año sabático?
Saludos.
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