
Vagando por las sombras de la vida
me encuentro sin camino, sin vereda
que guíe mi destino a tu alameda
la llave de la tierra prometida.
Tu adiós, que me dejó tan gran herida
al alma le quitó lo que le queda
dejando tu perfume que remeda
lavanda, mejorana y menta hervida.
Convoco con menjurjes y fermentos
las fuerzas poderosas del averno
que logren revocar tus juramentos
y brindes corazón amor eterno
no importa que perezca con tormentos
tu boca me conduce al mismo infierno.
El Armador de Sonetos.
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