
Al verte, se obnubila mi razón
y muere por tu cándida sonrisa
creciente como luna y profundiza
la brecha que aletarga al corazón.
Rehuyo de tu embrujo en erupción
del dulce de tu boca que esclaviza
es lava que requema, que me hechiza
me olvida de tu pérfida traición.
Ignoro a ciencia cierta si se sabe
la cura del dolor que ya transpiro
quisiera que me dieras tu jarabe
de amor, que de antemano te deliro,
no importa que la vida se me acabe
con besos que te arranquen un suspiro.
El Armador de Sonetos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario