
Es obvio y natural que me cuestiones
si el cielo y el amor es uno mismo
si emanas de tu boca paroxismo
que lleva a florecer mis ilusiones.
Prosigo removiendo los botones
del cándido camino del abismo
denotas voluntad y tu altruismo
me clava el aguijón de tentaciones.
Aquellos tersos labios los ansiaba
cosidos a mi boca con pespuntes
y prestos a la lucha los retaba.
Siguiendo firmemente los apuntes
del libro del amor, te confirmaba:
Te quiero. Dios lo sabe. ¡No preguntes!
El Armador de Sonetos.
2 comentarios:
Hola Tocayo...
Siempre serà un placer recorrer tus sonetos!
Felicidades amigo y que siga la poesìa!
-angel
Tocayo:
Muchas gracias por tu visita.
Se agradece entrañablemente.
Saludos.
Publicar un comentario