
¿Acaso los ajuares rimbombantes
permutan a mujeres en señoras,
y el núbil arrebol de las auroras
matiza en filigranas fulgurantes?
¿Será que las alhajas y diamantes
revelan a las damas seductoras,
y al brillo de sonrisas tentadoras
camuflan a las divas fascinantes?
Ni en oro, ni en costales de dinero
los cambio por tu boca si me expresa
con besos y susurros un “te quiero”
de forma paradójica y aviesa.
Sin duda descubrí lo que requiero:
que seas de mi cuento, mi princesa.
El Armador de Sonetos.
1 comentario:
Yo creo que puedes tener lo que quieras y escribir hasta en verso libre, si te lo propones.
Sigo disfrutando de tu poesía, amigo Ángel, continúa así!!
Un gran abrazo.
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