
En torno del silencio y el anhelo,
tratando de insinuar el desenlace,
resulta que he mordido del anzuelo,
la trama de la historia si me place.
Juraba parecerme al jovenzuelo
que enhebra su vivencia y satisface
los sueños que lo orillan al desvelo,
en busca de la aurora que renace.
Atento, no tolero ni un descuido
so pena de romper con el encanto,
sabía que el final es de alarido
incluso que provoca leve llanto.
Un bruno terciopelo y un plañido
recubren ya mis ojos, con su manto.
El Armador de Sonetos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario