
La gloria abanicó con su pestaña
y el brillo que recoge de la aurora
le brinda sutileza seductora
con ese leve toque de castaña.
Perversa su mirada me acompaña
mas quiere ser tenaz y me devora
al tiempo que me mueve y enamora
con guiño que al final me desengaña.
Los ángeles batieron sus pinceles
al darle rienda suelta a sus antojos
bordando diamantinos oropeles
se queda el cielo abierto sin cerrojos.
El alma paladea de las mieles
al verme reflejando en esos ojos.
El Armador de Sonetos.
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