
Disfruto tu presencia sosegada
con gesto pintoresco y tan sencillo
admiras a la torre que con brillo
derrocha arquitectura acrisolada.
Enfrente de la vieja balaustrada
sentados en bistró con bocadillo
resalta al paladar el carajilllo
bebida sin igual y consagrada.
Percibo que el amor ha reencarnado
tu noble corazón y lo refieres
dejando que recuerdos del pasado
se pierdan a la par con mis ayeres.
Tus besos de satín terciopelado
musitan con ternura que me quieres.
El Armador de Sonetos.
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