
Las nubes del chubasco de amargura
inundan el vergel de mis amores,
la pérdida es total, con resquemores
acuso carecer de la cordura.
Haciendo caso omiso a la censura
exploro del amor nuevos olores
matices, sensaciones y sabores
a fin de terminar con la aventura.
Tan sólo un corazón que brinde abrigo
se ofrezca con pasión y con lealtad,
detesto del cariño ser mendigo
ni quiero ser rehén de la deidad.
Pensando hallar la pócima contigo
resulta que eres tú, la enfermedad.
El Armador de Sonetos.
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