
Pregonas que te suelte de mis brazos
con feble susurrar y coqueteo
y matas con un grácil parpadeo
sutil y atronador de tus ojazos.
Mi vida trocaría en mil pedazos
si acaso todo fuera devaneo
un hábil artilugio, pavoneo
ingrávido, propenso de rechazos.
Me prendo de tus labios y conspiro
un beso que se torne en un festejo
y emane de tu boca con suspiro
trazando de la gloria su bosquejo.
Tus ojos ya declina tu retiro
me nombran triunfador en el cortejo.
El Armador de Sonetos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario