
Quisiera decorar con mi cariño
el árbol que percibo con crudeza
repleto de injusticias y pobreza
reflejo tan patente en todo niño.
Injusto es el derroche en un armiño
pudiendo hacer feliz con tal simpleza
al dar al más humilde fortaleza
y amor, con voluntad, que ahora ciño.
Es bella la ocasión, y me amerita
ayuda para todos los hermanos
sabiendo los lamentos de la cuita
del pobre que callando con sus manos
al hijo que reclama y hasta grita:
-¡¿Porqué de Dios, estamos tan lejanos?!-
El Armador de Sonetos.
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