
La dulce paradoja vivifica
tu imagen celestial y demoniaca
transmutas la pasión en toma y daca
con éxtasis que al alma perjudica.
La gloria, tu belleza la predica
y rumbo a la lujuria me sonsaca
tu abrazo pertinaz es como estaca
no mata al corazón, lo fortifica.
Mirífica es tu boca, catedral
del ósculo sutil, violento y tierno
es daga con que signas por señal
tatuajes en mi piel de amor eterno.
Del cielo tú serás mi sucursal
cerrando la filial en el averno.
El Armador de Sonetos.
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