
Aliado fidedigno por sincero
que logras trasmitirme tu alegría
no importa si es de noche (o es de día)
atiendes mi llegada con esmero.
A ti, que me acompañas de viajero
asumes tu papel sin apatía
y gozas al tener mi compañía
sabiendo que la tuya la prefiero.
Mi casa es toda tuya y bien lo sabes
si partes a través de tu postigo,
que chico te quedó, y apenas cabes.
Negocias tu comida cual mendigo
con ojos de pesar, ladridos suaves
me logras desarmar, mi fiel amigo.
El Armador de Sonetos.
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