
Presagio insospechado, que encadena
el paso de tu vida como viento
con ráfagas de amor y es mi tormento
saberte por desgracia tan ajena.
Disculpa si entretejo con mi pena
suspiro taciturno, si presiento
el tiempo del adiós, y de momento
concluyo que tu imagen me envenena.
Y quiero terminar con cortesía
borrando tu recuerdo tan renuente
sin culpas, de verdad te propondría
ignores mi presencia con la gente
matando poco a poco mi alegría
y acabes mi dolor por consiguiente.
El Armador de Sonetos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario