
La brisa corre mágica y ligera
al canto del arroyo que resuena
con música celeste, tan serena
imagen de la gloria venidera.
Sutil la luz solar con cabellera
de abejas, que volando a la colmena
retornan con la miel de la azucena,
grandiosa flor que nace en la ribera.
Tu boca, rica miel, es mi tormento
manjar del cielo, tierra prometida;
revive al corazón, que está sediento,
termina su misión, por fin cumplida
olvido mis problemas de momento
con besos de pasión, amor y vida.
El Armador de Sonetos.
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