
La noche lo alcanzó libando vino
sin juicio y la razón se le nublaba
la luz de blanca droga le alumbraba
lujuria y levedad por el camino.
Después de fornicar, el muy cretino
le jura por su madre, que la amaba
no sabe ni su nombre, -no importaba-
tan sólo traba sexo clandestino.
Después de dos semanas de retraso
la chica de la noche pasional
no tiene ni señales del payaso
que vino a festejar el carnaval.
No importa cómo salga del malpaso
si aborta y se convierte en criminal.
El Armador de Sonetos.
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