
Te tomo de la mano por la calle
y nace mi ilusión, que lo pregona
un feble musitar, y me obsesiona
lo tierno que me abrazas por el talle.
Las nubes caprichosas en detalle
rocían suavidad, lo que ocasiona
usemos el paraguas, que corona
un beso con pasión que no desmaye.
No niego haber sufrido por amores
por tanto, te prometo ser sincero,
si a golpes aprendí de los errores
un poco de ternura te prefiero.
Te doy mi corazón con estas flores
son prenda de lo mucho que te quiero.
El Armador de Sonetos.
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