
Despierta muy feliz, mi niña amada
motivos hoy me sobran al cantarte
en bello amanecer, y regalarte
mil versos que te dejen extasiada.
La flor de la amistad es tan sagrada
inunda al corazón, que te comparte
inmenso mar de amor, al confesarte
que mucho se te quiere, más que a nada.
La gloria ya se abrió por ser tu día
los ángeles contemplan desde el cielo
tu grácil y serena simpatía
belleza sin igual que causa celo.
Y vaya buena suerte que es la mía
pues eres de la vida lo que anhelo.
El Armador de Sonetos.
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