
No pido al sol, de cara con la luna
ni ríos en desierto desolado
tan sólo explicación, y lo pasado
me deja sin mi flor de la fortuna.
Mi débil corazón amor ayuna
desangra sin querer, aletargado
tu nombre no lo olvida y desdichado
enfrenta ya su muerte inoportuna.
Previendo terquedad, -con intelecto-
desisto de tu causa ya perdida
-prefiero el sufrimiento-, con afecto
te informo que llegó mi despedida.
Y sé que compartimos un trayecto
inútil de seguir y sin salida.
El Armador de Sonetos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario