
Un lustro se cumplió con este día
y evoco su recuerdo casualmente
convivo en dualidad, en un presente
que acota mi existencia todavía.
La góndola surcando nos mecía
recuerdo que al besarla bajo el puente
impronta con su faz por elocuente
serena y sugestiva de alegría.
Aún no siendo adicto a su sonrisa
con leve pesadumbre ya constato
lo triste de Venecia sin su risa.
Sucede que al tomarle su retrato
se niega con candor y me precisa
que añora con vivir en celibato.
El Armador de Sonetos.
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