
Mis ojos atestiguan las miradas
de damas con encanto inolvidable
que emanan a su paso memorable
aromas del amor y llamaradas.
La historia que refiero no es de hadas
se trata de una joven de inefable
candor en su persona y de palpable
bondad en sus maneras delicadas.
La vi por la alameda y es preciosa
dejaba con su paso firme huella
con voz que tan sutil y tan melosa
surgía de sus labios de grosella.
Estampa que resalto primorosa
un ángel de verdad es toda ella.
El Armador de Sonetos.
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