
Lo estéril de la noche me atormenta
con gris sudoración que me sofoca
el alma, resecándose la boca
y sufro del insomnio que impacienta.
Se nubla la razón y desorienta
el ansia de saciar lo que provoca
tu feble corazón que se equivoca
y sufro soledad que ya acrecienta.
Conozco tu razón, no la discuto
causal del mal momento que atravieso
queriendo estar sereno, ni refuto
es obvio que el sentido sea avieso
si vivo eternamente, ya de luto
y sufro por tu amor.., te lo confieso.
El armador de Sonetos.
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