caudal que en abundancia es mi fortuna,
y tejen en mis noches fantasía.
Tu boca susurrante me ofrecía
la dote de tu dermis de aceituna,
y un ósculo sellado por la luna
marcó con tres campanas mi agonía.
Pasión que con el viento se acrecienta
y blande con tu cuerpo su estandarte,
desfile de caricias que apacienta
tus miedos de llegar a equivocarte.
Un brillo en tu mirada me atormenta
y agota mis pretextos para amarte.
El Armador de Sonetos.
1 comentario:
Felicitaciones por lo bien que lo haces, un abrazo
Publicar un comentario