
El tiempo desmorona sin premisa
los días en arenas de la duna
tornando la vejez inoportuna
y al alma, de la gloria la requisa
Amé sin condición, y por fortuna
la lluvia del amor tan generosa
y límpida, mojó tu piel sedosa
fulgente y nacarada por la luna.
Ahora es el cariño el que rebosa
dejando la pasión en otros lares
tan sólo los recuerdos ejemplares
y siempre en tu sepulcro está mi rosa.
Recuerdos de personas y lugares
fomentan tu memoria con pesares.
El Armador de Sonetos.
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