
-Aléjate de mí-, y al cielo imploro
evites en mi vida entrometerte,
mi senda es divergente, mala surte
si tu hado es laberinto y deterioro.
Perdón por consiguiente, si te ignoro
mas debes discernir -no quiero verte-
no gusto practicar el verso inerte
ni gozo con el cénit incoloro.
Asumo y quede claro de mi parte
que siempre de mis sino soy el dueño,
y debo con certeza develarte
que nunca, de mi fuego fuiste leño.
Me duele, pero es justo confesarte:
Ni sueñes que es por ti, con quien yo sueño.
El Armador de Sonetos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario