
Pensando en el futuro, si la muerte
llegara sin razón a mi camino
vería con tristeza en mi destino
la cita ineludible con lo inerte.
Queriendo desafiar mi buena suerte
con rezos solicito al Ser divino
salud, y que mi sueño sibilino
ocurra, y cuando muera, no despierte.
Mi lápida sencilla, pero hermosa
el nombre y apellido, muy discretos,
grabados en el mármol de la losa.
Inscrito, con los textos más escuetos:
“Descansa tan feliz en esta fosa
aquél, el armador de los sonetos.”
El Armador de Sonetos.
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