
Exulto de alegría y solicito
incólume resista la razón
al noble proceder de la expresión
objeto del clamor que ya remito.
Crepúsculos de tinta le han escrito
lo frágil que aletea el corazón
henchido, presagiando la pasión
y gozo del portento tan fortuito.
Bosquejo en este lienzo con fervor
respuestas no pedidas de antemano
herencia del designio de su amor
etéreo, como céfiro freudiano
que siente ya por mí. Y al soñador
le escribe dicha carta, ayer temprano.
El Armador de Sonetos.
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