
El fresco no perturba tu semblante
y luces impecable con armiño,
pretendes chantajearme como niño
que muere por tocar tu piel radiante.
Tus besos ya no son ningún garante
y el néctar de tu boca sin aliño,
exuda los rezagos de un cariño
que en vez de ser sincero es petulante.
Recuerda que vencimos timideces,
y al ritmo del deseo se galopa,
no bastan las caricias, te estremeces,
y logras que me encienda como estopa.
De amores, me has matado muchas veces
y siempre al natural, sin tanta ropa.
El Armador de Sonetos.
1 comentario:
Mis aplausos y admiración Tocayo.
Un saludo desde Maracaibo.
angel
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