
Aromas de gardenia y fina rosa
de sándalo, de mirra y azucena
rezuman por tu piel y me condena
tu danza de la Mantis Religiosa.
Me tienes a merced, y estás nerviosa
no sabes que el efecto que encadena
al alma a idolatrarte tan serena
lo debes al olor de núbil diosa.
Embrujas con perfumes placenteros
que emanan tus cabellos, sin que falle
remachas con tus ojos lisonjeros.
Tus labios ya me obligan a que calle
mostrándome de nuevo los senderos
que guardan los secretos de tu talle.
El Armador de Sonetos.
2 comentarios:
Armador... estaras de acuerdo conmigo de que perfecto perfecto... no es
Gracias por pasar a leerme.
Si fueras tan amable de señalar
qué es lo que no te parece correcto...
Saludos cordiales.
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