
Bastó con el resuello de un segundo
y al aire se abalanza desdeñoso
gozando de la vista y azaroso
le brinda su faena a medio mundo.
La llama del dolor del iracundo
sujeto traicionado por celoso
le quema el corazón y sospechoso
confirma el amorío verecundo.
Su vida desfiló durante el viaje
y al centro del infierno la derrama
sin forma de pensar en un viraje.
Ahora que lo agobia el melodrama
su mente da reversa al engranaje
fingiendo dulces sueños en su cama.
El Armador de Sonetos.
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