
El ánimo transmuta en un suspiro
fugaz, al vislumbrar la magnitud
y pena del quebranto en la salud
pagando sin remedio el sobregiro.
El tiempo se diluye en un respiro
te exime de vivir a plenitud
recuerdos del amor de juventud
socava cruel idea del retiro.
Valor y gallardía en tu misión
aleja de la mente lo profano
el cuerpo rememora la prisión
del alma que distingue al ser humano
evita acongojar al corazón
no es hora de partir, es muy temprano.
Lo digo tan ufano:
La vida nos reserva un gran final
creyendo la promesa espiritual.
El Armador de Sonetos.
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