
Recuerdos de mi infancia me han brotado
al ver un caballito consumido,
tan lejos de los niños y arrumbado
del juego singular, mi preferido.
Mil épicas batallas he luchado
montando en sus estribos y he vencido
dragones, y princesas rescatado,
mi fama por el reino se ha extendido.
Crecer, era mi sueño consagrado
al darle su pastura a mi querido
caballo de madera, fiel aliado
de sueños y aventuras compartido.
Ahora que mi tiempo se ha pasado
quisiera ser un chico y no he podido.
El Armador de Sonetos.
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