
Mi feble corazón en el invierno
se torna susceptible con tristeza
al ver en demasía la pobreza
que impera por el mundo sin gobierno.
La blanca navidad con la belleza
de flores de colores y su esencia
impregnan en las masas convivencia
y olvidan al hambriento en su cabeza.
¿Será que falta amor o congruencia?
¿Será sutil dislate de memoria?
Si siempre se repite con la historia
la sorna de ridícula sapiencia.
¡Ya dejen de vivir en la demencia!
Con esta reflexión a nadie engaño
y pido que se bajen del escaño
sabiendo que su alma es indolora.
Concluyo con decir, que aún es hora
del cambio de ese ser, servil y huraño.
El Armador de Sonetos.
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