
-“Abrázame”- susurras tan doliente
con mustio sentimiento que te adore
que anule tus afrentas y que ignore
recuerdos tan aciagos en mi mente.
Me invitas a tu lecho tan silente
y pides con pecado condecore
tu cuerpo tan salaz y que atesore
tus besos y caricias complaciente.
Confundes el amor con un delito
que deja al descubierto, sin medida
tu poca dignidad, y lo medito
es hora de iniciar con la partida
con gusto, por lo tanto te repito:
-“Abrázame”-, será tu despedida.
El Armador de Sonetos.
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