
Su imagen de Afrodita es un veneno
sutil al corazón mortal cianuro
perturba la razón, y de seguro
conduce al paroxismo sin refreno.
Sus labios de sabor dulzón ameno
asfixian de inmediato cual bromuro
en pócima de amor con su conjuro
de aroma celestial, letal fosgeno.
El zumo de su piel es el brebaje
de efecto placentero que devora
la férrea voluntad, y el maquillaje
recubre su matiz de cazadora.
Consciente del instinto tan salvaje
morir quisiera, al menos por ahora.
El Armador de Sonetos.
2 comentarios:
Angel, poeta amigo, siempre será un placer deambular por tu espacio de versos...
Saludos
-angel-
Gracias tocayo, por tu amable
paso por mis versos.
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