
Del monte brota savia primigenia
forjando los contornos del regato
su líquido traslúcido y mulato
se abraza de la roca que congenia.
Derrocha en la vertiente calistenia
y mece su caudal en el estrato
formado de guijarro y feldespato
con liquen adosado sin su venia.
La hierba delimita la rivera
marcando su sendero con la espuma
al paso que reviste la ladera
del árbol que florece y lo perfuma.
Suntuosa y magistral, es de quimera
la rúbrica de Dios que se difuma.
El Armador de Sonetos.
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