
Y fue por esa calle, tal parece
que un día, sin motivo ni razón
anidas en el alma sensación
tu porte de mujer lo favorece.
La luz de las farolas desfallece
y anclados en la banca del rincón
confirma la neblina de ocasión
señal de que la tarde languidece.
Será que nos faltó cantar al viento
los goces del amor recién tallado
previendo que lo tórrido y violento
culmina como fuego sofocado
la hoguera se extinguió, lo cual lamento
al alba mi pasión se ha consumado.
El Armador de Sonetos.
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