
Tirado, pernoctando por la acera
con pálida cobija, cual quijote
tirita y se relame su bigote
sufriendo por vivir a su manera.
Con pena busco raudo en mi cartera
monedas que terminan en su bote
con ellas comprará algún virote
que calme la gazuza pasajera.
Seguro dormirá la borrachera
un hábito difícil, un azote
que en poco convirtió al sacerdote
la víctima de amor de aquella hetera
Muriendo está, en vida el Iscariote
después de la traición a Dios, artera.
El Armador de Sonetos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario